Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


318
Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 27 de febrero de 1869
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Figueras
Número y páginas del Diario de Sesiones: 14, 241
Tema: Actas electorales de Cádiz

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Voy a contestar brevemente a la pregunta que el Gobierno ha tenido a bien dirigir al Sr. Figueras.

El Gobierno, que ha estado siempre dispuesto a la benignidad, lo estaba con más razón en los delitos políticos y había acordado solemnizar la apertura de las Cortes Constituyentes con una amnistían general. Tenía el proyecto hecho y discutido; pero, señores, al mismo tiempo que con una mano iba a poner la firma en el decreto, con la otra tenía que aplicar el dedo al botón del telégrafo para mandar hacer nuevas prisiones por las pruebas evidentes de la conspiración. A consecuencia de haber sorprendido una conspiración y muchos e importantes documentos, tenía que dar disposiciones precisamente momentos antes a aquel en que iba a firmar la amnistía por motivos políticos.

En unas partes con conspiraciones carlistas y en otras con conspiraciones que se llaman republicanas, están todos los días amenazados con al guerra civil, y el Congreso acaba de oír en la contestación dada a otra pregunta del Sr. Figueras, que hace dos noches ha habido necesidad de prender a 37 hombres armados a las inmediaciones de Barcelona. (El Sr. Figueras pide la palabra) También el Congreso sabrá, y si no voy a decírselo ahora, que hace pocas noches ha sido víctima de un atentado horrible en Ocaña una de las personas más notables de aquella población por cuestiones políticas; y en todas partes el Gobierno tiene que ejercer la vigilancia más grande, y desplegar la actividad más extraordinaria para ir matando, como hasta ahora ha podido conseguirlo, las conspiraciones de uno u otro lado. Es más, señores: en una de las capitales más importantes de España ha habido perturbaciones y conatos de sublevación para impedir que uno de los batallones de nuestros voluntarios, fueran a defender la integridad de nuestro territorio en la isla de Cuba. Y cuando esto está pasando un día y otro día, y cuando no pasa un día sin que el Gobierno tenga que tomar precauciones para conservar el orden y la tranquilidad, e impedir la guerra civil, el Gobierno cree que no puede dar la amnistía, con harto dolor de su corazón. Ahora bien: cuando el Gobierno ha dado pruebas de benignidad todos los días, cuando en el periodo de su provisional mando no ha permitido que el verdugo ejerza su oficio, ¿Cómo había de tolerar, ni por un momento más, que se persiguiera a nadie por causas políticas si hubiera la paz y la tranquilidad que son necesarias para poder dar amnistía? No, señores. Pero cuando el Gobierno, repito, se preparaba a decretarla, en aquel mismo momento recibía partes telegráficos por los cuales se veía obligado a tomar medidas extraordinarias, y precisado a encausar y aprisionar a muchos de los que están conspirando. Haya paz, haya orden, haya tranquilidad, que es lo que se necesita para la libre discusión de la Asamblea Constituyente, así como para el afianzamiento de la libertad, y el Gobierno no permitirá que ni por un solo instante haya un solo español que sufra el menos perjuicio por causa políticas; pero entre tanto, y sobre todo, el orden, la libertad.



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL